¡Mirá cómo estás! Las ojeras que tenés
son tan profundas como el infierno en el que vivís. Tan terribles como lo que
estás a punto de hacer. ¿Por qué? /No me preguntes eso. No quiero escuchar tus
reproches. No quiero. / ¿Cuál es el objetivo de todo esto? No entiendo…no te
entiendo Ana. / ¿Acaso no está claro? ¿No es lo mismo que con vos? ¿No es la
necesidad del otro el que nos lleva a hacer cosas locas, a cometer errores? Mis
errores son eso. Se basan en esa necesidad… / ¿En la necesidad de agradar? / No
es tan simple y lo sabés muy bien. No es agradar lo que quiero. Es más profundo
que eso. Más… / ¿Más que? ¿Necesitás la aprobación de cada uno de los que te
rodea? ¿Es eso? ¡Por favor Ana! Madurá de una vez. / Es tan solitaria mi
vida…es tan difícil seguir así. Desde chica sentí que… / No me vengas con esos
enrosques freudianos. No a mí que te conozco desde siempre. ¿A mí no me
necesitaste nunca? Bueno te digo algo: yo siempre estuve a pesar de que te
sintieras sola. Yo siempre estuve y no necesité nada a cambio. Porque los
sentimientos se basan en otra cosa, Ana. / ¿En qué? No quiero saberlo. Ya no.
Es muy tarde. / ¿A qué le tenés miedo? / A lo mismo que todo el mundo…al
rechazo. A la soledad. A no ser amada. / ¿Y eso justifica los actos que estás
por cometer? ¿Cuánto de tu cuerpo estás dispuesta a dar para ser aceptada por…?
/ Decilo. Por él. Porque él es nuestra vida. ¿O no? Si él nos deja ¿qué será de
nosotras? Solo la oscuridad y el desamor. Prefiero entregar todo antes que
perderlo. / ¿Y eso te asegura que nos amará? No estoy convencida. Nunca lo
estuve. Siempre desconfié de él y te lo dije más de una vez. Si te ama no te
pide sacrificios. Si te ama, lo hace tal y como sos. No pide nada cambio. El
amor es natural, no reclama. Él es falso. No nos merece Ana. / Lo voy a hacer…
/ No, por favor. Mirame. Miranos. Tu rostro marcado por el tiempo, por la
infelicidad lo dice todo. Observá nuestro reflejo. Ya no hay luz y esa luz la
perdimos por él. No nos ama. Nunca lo hizo. No nos merece. No merece semejante
sacrificio. / Él se acercó…él… / Él no nos ama. Él te traicionó tantas veces.
Te obligó a entregar tu dignidad, la nuestra. Te hico su esclava. Nos exprimió.
Nos vació…y ahora… / Sí. Ahora pide esto. Yo tampoco lo entiendo. Quisiera
tener una vida normal… / Una vida normal. ¿Qué es una vida normal? Ni yo lo sé.
/ Alguien que lo de todo, que se ponga en tu piel y te respete. / Esa soy yo y
no él. Lo sabés muy bien. ¡Mirame, carajo! Dejá eso en la mesita de luz. Déjalo
ahí nomás. No termines con nuestras vidas. ¿Qué voy a hacer yo sin vos? No
existo sin vos. Soy vos. ¿No entendés? Soy lo único que te mantiene acá. La
única que te hace reflexionar…acerca de estas locuras. Soy… / Sí. Sos la
culpable de mantenerme a raya. Sos la que no me deja disfrutar, la que señala
las contradicciones. Las mías, las nuestras. Y te odio como me odio. En fin…Sea
lo que fuere, si me lo pide o si no me ama es lo mismo. El resultado es el
mismo. Mi corazón no resiste más. “No quiero una vida con vos”, dijo y voy a
eliminarme, a eliminarnos de la ecuación. No importa tu coherencia. No importa
lo que digas. Hoy es nuestro fin. / Adiós Ana. / Adiós Ana…
Autor: Soledad Fernández
(Misceláneas) – Todos los derechos reservados 2016
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