Ahi sentada en lo alto observa. Mira hasta
donde sus ojos le permiten ver. Hay un horizonte nítido y colorido que
se extiende a lo lejos y sin embargo está tan cerca. A un salto de
distancia. A un aletear. A una lágrima.
Está tan a la mano que
asusta y por eso ella quizás no se mueve. Solo mira. Pone una mano en su
pecho mientras que sus pupilas se dilatan. Su corazón está agitado de
ansiedad y nada puede hacer con eso. Si tan solo se animase, si siquiera uno de sus músculos tomase la iniciativa, su futuro sería diferente. Quizás hasta maravilloso.
Pero algo la obliga a permanecer quieta. ¿Será miedo al cambio? Quiere
pensar que no. Quiere creer en el destino. Quiere creer que quizás ese
que se ve ahi no es su destino. Tal vez es otro, uno diferente. Opaco.
Quiere creer que si debe ser será. Que si alguien diseñó el universo y
la pensó en él, habrá también creado cada uno de sus días venideros.
Cada situación. Cada oportunidad. Entonces cree que si de verdad ese que
está ahí fuese su destino, ya estaría viviéndolo.
Pero lo cierto es que su alma esta paralizada. Y no puede ver que esa oportunidad se desvanece con cada segundo que pasa. Que el destino la desafía y ella solo permanece estática.
El tiempo transcurre. Los colores desaparecen y ella, decepcionada se levanta y se va. No entiende aún si la decepciona mas su incapacidad para animarse o que el destino no entienda que jamas se animará.
Autor: Misceláneas de la oscuridad - Todos los derechos reservados 2015
Imagen hallada en la web
Pero lo cierto es que su alma esta paralizada. Y no puede ver que esa oportunidad se desvanece con cada segundo que pasa. Que el destino la desafía y ella solo permanece estática.
El tiempo transcurre. Los colores desaparecen y ella, decepcionada se levanta y se va. No entiende aún si la decepciona mas su incapacidad para animarse o que el destino no entienda que jamas se animará.
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