¿Cuándo va a
pasar? ¿Cuándo…? Por favor te pido…necesito saberlo. No sé si pueda soportar el
significado de la espera. No sé si puedo aguantar la ansiedad de no saber. “¿Qué cambiaría?” Viviría mi vida de otra
forma. Tal vez haría cosas que no me animo a hacer en estas circunstancias. No
sé…
“¿Por qué no las hacés ahora?” ¡No puedo! ¿No
entendés? Porque ella…yo… ¿Si las
hiciera y adelanto lo inevitable? Ella se fue de esa manera…ella adelantó todo.
¿Y si solo atreviéndome a algo diferente interrumpo el normal evento de las
cosas? “No sé qué es eso.” Sí, el
normal evento de la cosas. La concatenación de acciones que nos llevan a un
propósito, a un objetivo. Al destino. Yo creo en eso del destino. Sobre todo
ahora que te encontré, que te tengo frente a frente… por eso necesito saber
cuándo sucederá.
Tengo una
idea… ¿querés escucharla? Me doy cuenta que no entendés nada… no entendés como
pude encontrarte. Ella me dijo una vez: “Si deseás algo con todo el corazón…
simplemente sucede” Sí, sucede. Ahora estoy seguro.
Realmente no
entendés, ¿verdad? Ella supo el momento exacto. Ella me miró y dijo “Hoy es el
día, amor. No más sufrimiento” y fue así. Yo solo pienso que si hubiésemos
sabido con tiempo suficiente…no sé quizás la hubiese llevado al mar que tanto
amaba. Podría haberle hecho caso cuando me pidió por favor de viajar a ese
lugar especial, donde nos conocimos y no accedí porque yo temí por su
fragilidad… no sé. Quizás quiero preparar mi mundo para ese momento, el mío. Por
favor ¡necesito saberlo! Necesito que me lo digas.
Sé cómo
trabajas. Cada día vengo y te observo. Veo lo que hacés. Es algo tan difícil,
complejo también, y ahora me negás la respuesta. ¿Qué te cuesta contestar?
¿Cuántas leyes universales romperías si me lo decís? si me contaras cuándo
sucederá…
¿Será que
está prohibido que me lo digas? Quizás, si conozco la fecha exacta, se
alteraría todo…porque si el destino existe, nada ocurrirá antes de lo debido ¿no?
Si tengo un propósito en la vida, nada podría pasar si no lo cumplo hasta el
final ¿verdad? ¡Contestame carajo! Perdón, perdón… no quise gritarte. No a vos
que podés ayudarme. Perdón. Quizás debería posponer mi propósito y así viviría
por siempre…aunque sería una eterna tortura, recordándola todo el tiempo.
Necesito…. Viéndola
a ella pude identificarte. Al observar las distintas camas, las distintas
personas pude identificarte. Primero parecía un chispazo, luego un parpadeo de
la luz. He observado que aparecés también cuando hay tormenta, cuando los rayos
desgarran el cielo. En esos momentos era cuando todo sucedía. Como una especie
de magia o algo así. Y un día sin esperarlo, te vi. Ahí, sobre esa anciana. Te
vi morándola, esperando por su alma. Sos el ser que siempre creí inexistente. Porque
siempre pensé que las cosas pasaban sin un por qué. Te vi y supe que algún día
vendrías por ella. Y lo hiciste y ella lo sabía. Ella estaba segura de que
aquella noche era su última noche. Y me acarició el rostro y se despidió de mí.
Y yo le dije “No te adelantes, amor. El doctor dijo que este tratamiento te va
a mejorar. Tus resultados son mejores…” y me fui al bar a comer y para cuándo
volví… ¡ella estaba sola frente a vos porque no le creí! Por eso necesito saber
cuándo.
Veo tus ojos,
oscuros, vacíos. Sé que tenés el poder de ver todo. De ver el futuro de
cualquiera. Incluso de ver dentro del corazón. ¿No ves mi sufrimiento? Sé que
sos capaz de verlo. Sé que incluso podés ver el instante preciso en el que
sucederá. Lo sé porque cada día venís y te llevás a todos y cada uno de los que
me rodea. En este hospital de morondanga veo gente partir cada día. Veo que están
preparados aunque no sé por qué o cómo logran prepararse. Veo que ellos se van
no importa lo que los demás hagan. Asique debe haber un objetivo último, un
propósito que ellos han cumplido y que yo no. Porque yo no estoy preparado. Como
no estuve preparado para perderla a ella. Necesito saber cuándo sucederá así
puedo despedirme de la vida en paz. De todos…
¿No me vas a
contestar jamás? Tu silencio me duele. Me aprisiona. He sufrido el dolor por
haber sobrevivido. Es el dolor de los que quedan y necesito preparar todo para
que no haya dolor sino felicidad. Necesito arreglar todo para cuando vengas por
mí. Porque no quiero que el mundo esté triste si voy a un lugar mejor.
Por eso hoy
me atrevo a pedirte, a implorarte que me digas cuándo voy a morir.
Tu silencio
me abruma… ¡no me mires así! es insoportable… tu oscuridad me envuelve, tu
aliento penetra mis sentidos. ¿Por qué hacés eso? Tu caricia mortal me
obnubila. Es eso ¿verdad? Ahora entiendo… esto es lo que veo como certeza en
todos. Pero no viví lo suficiente… “Nadie
lo hace.” Ni siquiera la lloré lo suficiente aunque pasaron años luz desde
que se fue, solo te seguí desde entonces… ¿No podrías posponerlo? Solo unos
días. “Este es el momento de tu verdad.”
Sí lo sé, es este… hoy es el día que muero y no hice nada… para vivir.
Autor:
Soledad Fernández (Misceláneas de la oscuridad) – Todos los derechos reservados
2018
No hay comentarios.:
Publicar un comentario